La chistera derridiana o joder qué gran postmoderno soy que soy

Una pizquilla de polvos mágicos de la jerga adecuada en un sombrero de corte postmoderno, un abracadabra sazonado con dicotomías varias danzando alegremente un rato a ritmo de Hip Hop: arriba/abajo; dentro/fuera/; centro/periferia; indentidad/alteridad...hiphophiphophiphop

Danzar un rato (pero, por favor, dejando que nos penetre la alteridad) alrededor del sombrero anunciando la muerte de los grandes discursos y simulando una procesión acompañando al sujeto al patíbulo.

Hornear

(Sí, ya sé, eso pertenece al ámbito culinario, pero la magia postmoderna apuesta por lo híbrido y la interdiscursividad y el simulacro. Apropiarse de discursos ajenos en nombre de la muerte del autor y del sagrado deber conservado siempre en los márgenes de los palimpsestos es perfectamente legítimo en este escenario. ¡¡¡Uff, legítimo, qué concepto tan rancio en los tiempos que corren!!!)

Esperar un rato, no mucho, que la fama espera y el tempus fugit, ciertamente, a pesar de tó...

Y: tachán tachán, sale un conejo mestizo, de color derridideleuziano o pariente del que debió de tener un tal Foucault, con el que nos sentimos tan megasatisfechos ante la audiencia boquiabierta que nos admira tanto tanto tanto por ser tan tan tan leídos y tener un discurso tan incomprensiblemente delirante, pero tan tan tan genial.


¡Aplausos, Aplausos, por favor, muchos aplausos!!!

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