cielo, tierra
Es maravilloso vivir sólo en espíritu, día a día para la eternidad,
atestiguar sólo lo espiritual de la gente. Pero a veces me hastía mi
presencia de espíritu. Y ya no quisiera ese flotar eterno, quisiera
sentir un peso que anulara en mí lo ilimitado y me atara a la tierra.
Poder, a cada paso, a cada golpe de viento, decir «ahora» y «ahora» y
«ahora»… Y ya no más «desde siempre» y «para siempre». Tomar el asiento
libre de un partido de cartas, ser saludado aunque sea sólo con un gesto.
Siempre que hemos participado ha sido sólo en apariencia: nos hemos
dejado dislocar la cadera en peleas nocturnas, en apariencia. Hemos
capturado un pez, en apariencia. Nos hemos sentado a las mesas, hemos
comido y hemos bebido, en apariencia. Nos hicimos asar corderos y servir
vino allá en las tiendas, sólo en apariencia. No pido engendrar un niño
o plantar un árbol, pero ya sería algo, de vuelta a casa tras un largo
día, dar de comer al gato como Philip Marlowe. Tener fiebre, tener los
dedos negros de leer el periódico. Fascinarme no sólo por el espíritu,
si no, al fin, por una comida, por la curva de una nuca, por una oreja.
Peter Handke, para El cielo sobre Berlín
© Foto: Miriam Palma
Peter Handke, para El cielo sobre Berlín
© Foto: Miriam Palma
Comentarios
Publicar un comentario
Me interesa lo que piensas