Reedición de La huella de las ausencias


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Un libro es como una ventana en una casa en un universo de múltiples dimensiones (¡uff, no me sale una metáfora mejor!!!). Un libro es la materialización de un complejísimo proceso en el que están implicadas muchas personas (esto es más académico, ¿a que sí?).

No me lío y simplifico:

Una mujer recibe un día un impulso para escribir algo. Zozobra, se lo piensa, pero finalmente se atreve. Empieza a trabajar, a leer, a investigar, a imaginar. Puede pasar mucho tiempo hasta que escribe una primera frase. Y pueden contarse miles de historias que ocurren en el tiempo que transcurre hasta que pone un punto al final. El libro se edita. Esta historia de la primera edición la censuramos en este post, pero quizá sirva de material de ficción (o de no ficción) alguna vez. Por ahora preferimos encerrarla en un cajón hasta mejor ocasión. A veces el olvido es una sana alternativa. Otras, hay que saber esperar hasta que sea el momento adecuado para rescatar la memoria.

El libro está en una especie de limbo. Es un libro abandonado. La mujer, que quizá ya podemos denominar autora (vaya palabro denso), apenas le hace ya caso. En cierto modo se trata un libro secuestrado. Un poco maltratado también.
La autora lo ha colocado a distancia. Le ha retirado su atención.

La casualidad hace que un día la mujer, que a estas alturas ya no sabe si es o no autora de ese libro o no, encuentre a dos personas que se interesan por él, por entonces un poco cubierto de polvo. Estas personas, editores, pertenecen a una especie hoy un poco extraña: hacen las cosas con amor. En sus manos, como dice Claudio Rodríguez, brilla limpio su oficio.

Voy al grano: La huella de las ausencias de ahora es otro libro y, en cierto modo, (y esto tiene también su historia con su ramificaciones y vericuetos), tiene dos autoras. El libro que acaba de salir es la materialización de un proceso que no hubiera sido posible sin Antonio y Cecilia y su editorial Maclein y Parker. Personalmente me encanta el resultado, el cómo se ha materializado en un objeto todo lo nutritivo y gozoso que ha sido su desarrollo. Pero, y esto lo digo de corazón, y más en estos días en los que ando miedosa y desesperanzada, con las emociones y la reflexión a flor de piel, lo mejor de todo es el privilegio de comprobar que existen personas así. Editores así. No todo está perdido. Algunas personas vienen a ofrecer el corazón. Y libros. Una casa y un árbol.

Comentarios

  1. ¡Madre mía! Qué bien lo cuentas y cómo me gusta este sentir tuyo, por fin, con la materialización de esta HUELLA tan hermosa y que, por ese azar maravilloso, pude leer hace ya tiempo. Sentí mucho no poder asistir al Cicus, me hubiera gustado decirte cuánto me alegro y compartir contigo y con ellos unos momentos, porque es verdad lo que dices: hacer que "brille limpio su oficio" es como hacer magia hoy día, sin embargo, ésto sólo se consigue con esfuerzo, tesón y generosidad.
    Yo estoy en puertas, para mí todo esto es nuevo y estoy muy nerviosa de felicidad.
    Un fuerte abrazo.

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    Respuestas
    1. ¡Quién nos iba a decir entonces que íbamos a acabar siento compañeras de editorial! Un abrazo fuerte, Isabel.

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